Decenas de personas participaron el sábado en el barrio donostiarra de Antigua en un acto de recuerdo de Iñaki Kijera, fallecido hace 33 años como consecuencia de la represión policial. Fue un acto sencillo en el que se colocó una ikurriña con crespón negro en su honor.
La muerte de Kijera se produjo en las manifestaciones que Gestoras Pro-Amnistía convocaron en defensa de los refugiados políticos vascos. Un día antes, más de 40 electos se habían encerrado en la Diputación de Gipuzkoa con el mismo objetivo.
Kijera acudió a la manifestación de Donostia junto a un grupo de amigos. Cuando agentes de la Policía española dispersaron la movilización, se refugió en Alde Zaharra. Los policías siguieron a los manifestantes por estas calles.
Disparo a diez metros
En esos momentos, cuando intentaba junto a una joven alcanzar los jardines de Alderdi Eder, un policía disparó a Kijera con un fusil desde una distancia inferior a diez metros. La bala le entró por el lado derecho y salió por la espalda.
Kijera cayó al suelo, sangrando por el pecho. Quedó tendido en la parte trasera del Ayuntamiento. Permaneció así quince minutos. Los policías impidieron acercarse a las personas que trataban de auxiliar al vecino de Antigua, empleando golpes y pelotas de goma.
Cuando llegaron al lugar un médico y dos enfermeros de la Cruz Roja, fueron recibidos a golpes por los policías, a pesar de que se identificaron claramente como personal sanitario. Tras una intensa discusión con los agentes, finalmente pudieron atender a Kijera, que se encontraba ya en una situación extremadamente grave.
Finalmente, amigos del joven de Antigua pudieron introducir a Kijera en un coche particular a pesar de los pelotazos que seguía lanzando la Policía y pudieron trasladarle hasta una ambulancia, pero falleció en el hospital. Solo tenía 18 años.